En un día como hoy en el año 1968, se realizó el traslado de madre María Magdalena Guerrero Larraín al templo de la Preciosa Sangre en reconocimiento como fundadora del Instituto. Este hito marcará para la Congregación una fecha importantísima, ya que, en el debido reconocimiento de madre María Magdalena como fundadora la lleva a descansar en el templo que nace del amor a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Su trabajo, su dedicación, su amor al Señor se plasmará en este templo. En la historia de la Iglesia vamos a encontrar tantos relatos de hombres y mujeres que hicieron tanto por los demás y por Dios. Bueno, el relato que conocemos de nuestra fundadora nos lleva y nos invita a descubrir su amor por Dios, su Iglesia y la vida religiosa. “Siguiendo las huellas del Señor” en su vida, madre Magdalena descubre en la vida de Jesús, que su caminar y compartir es la gran catequesis a imitar.
Por medio del templo de la Preciosa Sangre donde madre Magdalena dejo su corazón en la construcción, nos deja una hermosa catequesis a la Preciosa Sangre. ¿Cómo puede ser esto?, si es posible, ya que cada detalle en su construcción, cada imagen, cada espacio está pensado en dar honor al Señor y su Sangre Preciosa. Visitar el templo de la Preciosa Sangre, sin palabra alguna nos invita a contemplar el sacrificio amoroso de Cristo.
Caminando junto a madre Magdalena, descubramos en la vida del Señor, el llamado a ser catequistas en la vida cotidiana, en los pequeños gestos del día a día, en enseñar a los más pequeños y a todos/as sobre el amor, la amistad y el sacrificio por los demás. Esta fecha donde se reconoce el amor de una mujer hacia Dios y hacia nuestra Espiritualidad, nos lleva también a reconocer en la Congregación esa inspiración del Espíritu Santo y la humildad en los corazones de las hermanas religiosas, en el reconocer en una de “ellas” un amor incondicional a Cristo. Esto habla muy bien de las hermanas como Congregación.
A veces cuesta tanto reconocer en el otro/a las cosas buenas, y a veces lo hacemos, pero no lo expresamos. Humanamente también es muy gratificante cuando alguien te dice “te felicito, lo hiciste muy bien”, esto no es por querer esperar que nos alaben, no, simplemente es esperar esas palabras de cercanía y cariño para seguir animándonos y hacer bien las cosas. Hoy le podemos decir a madre Magdalena, descansa en el trabajo de tu gran catequesis que nos dejaste en este hermoso templo de la Preciosa Sangre, al cual estamos invitados a conocerlo si aún no lo conocemos y dejarnos empapar de nuestra hermosa Espiritualidad de la Preciosa Sangre.