Este día es de fiesta para nuestra Espiritualidad de la Preciosa Sangre, ya que bajo la vocación misionera de San Gaspar llamado el “Apóstol de la Preciosísima Sangre”, se difunde este camino de redención y amistad con Dios por medio de la Sangre Preciosa de su Hijo amado.
El fundador de la Congregación de los Misioneros de la Preciosa Sangre, nos lleva a ir descubriendo la misión de la Iglesia por el mundo en proclamar el amor incondicional de Dios por todos/as. Así como San Gaspar, nuestra Madre Fundadora reconoce en esta Espiritualidad, un camino de salvación, de sacrificio y de entrega por amor.
San Gaspar respondiendo a las necesidades de su tiempo en el ámbito de fe, en lo social y en lo valórico, encuentra en la Sangre Preciosa de Cristo su razón de misionar y proclamar por su amada Italia, el amor de Dios y el camino a la construcción del Reino. Su figura misionera enamora a hombres y mujeres que ven en su misión, un hombre entregado por completo a evangelizar en su tiempo para dejar un gran legado a las nuevas generaciones. Su quehacer misionero traspasa las fronteras, llega a todas partes, nos enseña y nos llama a contemplar a Cristo desde la cruz.
Nuestra Madre Fundadora va descubriendo en su vida religiosa, en su vida de fe, este “contemplar a Cristo en la cruz”. Es así que ella también en el afán de responder a las necesidades de su tiempo, lo hace bebiendo del Cáliz que contiene la Sangre de Cristo para transformarse en una discípula misionera de la Preciosa Sangre. Su amor a esta Espiritualidad, también enamora a otras mujeres que irán conformando a través del tiempo lo que hoy conocemos como la Congregación Preciosa Sangre. Hombres y mujeres en nuestra Iglesia han sido verdaderos ejemplos de vida. Han dejado su legado de fe y entrega que hoy día podemos gozarnos de ellos.
Pidamos a San Gaspar del Búfalo, nos vaya enseñando a ser portadores de la Buena Nueva contemplando a Cristo en la cruz. Pidamos a nuestra Madre Fundadora que interceda ante Dios para que nuestra Espiritualidad se siga difundiendo a través del mundo, llevando el mensaje del amor de Dios, el amor y respeto a los demás, dejándonos amar por Cristo, que desde la cruz nos contempla con ese amor que solo Él puede entregar, el amor de Dios.
Reflexión de P. Claudio Varas, Encargado formación Espiritualidad de la Preciosa Sangre.