¡Hosanna al hijo de David! ¡Hosanna en lo más alto de los cielos!, esto era lo que gritaba la gente al ver a Jesús entrar a Jerusalén. Este domingo de ramos como lo conocemos en la liturgia del año, da el comienzo a la gran semana para el mundo cristiano.
Es la semana donde nuestra Espiritualidad de la Preciosa Sangre se va a manifestar con más fuerza. La pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo nos encamina a mirar nuestra propia vida y dejarnos acompañar por Él en nuestra propia Semana Santa.
¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor!, esto nos lleva a mirar a tantos hombres y mujeres que han hecho de esta exclamación su propia vida. En nuestra propia Congregación podemos encontrar a tantas hermanas que nos han dejado este legado de fe y entrega. Madre María Magdalena Guerrero “Siguiendo las huellas del Señor”, es quien es parte de esta multitud aclamando al Señor en su entrada a Jerusalén, lo reconoce, lo espera y lo sigue. Cada persona, seguro tenía su propio propósito de ver al Señor, a lo mejor por curiosidad, otras para pedirle algo, y otras simplemente porque lo reconocían como el Hijo de Dios. Madre María Magdalena lo reconoce desde la Cruz como aquel que viene en nombre del Señor.
“Siguiendo las huellas de Madre María Magdalena”, acompañémosla a aclamar al Señor en su entrada a Jerusalén. Desde su fe, desde su enamoramiento a Cristo, nos podemos preguntar ¿Hay que ser especial para esta manifestación tan grande de fe y amor? ¿Quizás es solo para algunas/os escogidas/os por Dios? Esta pregunta o afirmación a veces la escuchamos en la vida cotidiana. Pareciese que la vida consagrada o ser laicos comprometidos en la Iglesia, los transforma en seres extraordinarios fuera de lo común. Bueno, todos estamos llamados a ser seres extraordinarios, todos y todas estamos llamados a aclamar al Señor como Madre María Magdalena. Ella nos enseña a ser extraordinarios y extraordinarias en la fe. Nadie puede excusarse para no ser extraordinario en el amor, el respeto, el perdón, etc. Nuestra Espiritualidad de la Preciosa Sangre está presente en el dolor, la persecución, la muerte, pero…sobre todo desde al amor y entrega generosa.
Si miramos nuestras propias vidas, sin duda hemos pasado por esto mismo, ¿Quién de nosotros/as ha sufrido en alguna circunstancia? ¿Quién de nosotros no ha sido cáliz de vida para los demás? Esta semana nuestra Espiritualidad vivámosla en su inmensidad, siguiendo las huellas de Madre María Magdalena, descubramos que Jesús al entrar a Jerusalén, quiere entrar en nuestros corazones, en nuestras familias y hogares, aclámalo, sin miedo, solo siéntete hijo/a amado/a, y contémplalo como la presencia misma de Dios Padre y Amigo.